Que trata de la alta aventura y rica ganancia del yelmo de Mambrino.
(Cap. 21)
Iban de camino don Quijote y Sancho, y en esto de allí a poco don Quijote descubrió un junete que avanzaba hacia ellos.
Era un barbero que venia de atender a unos clientes y traìa una bacía de azófar: y quiso la suerte que al tiempo que venia comenzó a llover, y porque no se le manchase el sombrero, que debía ser nuevo, se puso la bacía sobre la cabeza, y , como estaba limpia, desde media legua relumbraba.
Y cuando vio que el barbero estaba cerca, a todo correr de Rocinante le enristró con el lanzòn bajo, llevando intención de pasarle de parte a parte.
El barbero, que vio venir aquel fantasma sobre si, no tuvo otro remedio que bajarse del asno, y comenzó a correr por aquel llano, mas veloz que el viento, dejando la vacia en el suelo.
Mando Don Quijote a Sancho que alzase el yelmo.
Y, dándosela a su amo, se la puso luego en la cabeza sin poder contener la risa.
Como Sancho se empeñara en quedarse con el asno del barbero, don Quijote le respondió diciendo: "Nunca yo acostumbro despojar a los que venzo, ni es uso de caballería quitarles los caballos y dejarlos a pie. Así que, Sancho, deja ese caballo o asno, como su dueño nos vea irnos de aquí, volverá por él".
No hay comentarios:
Publicar un comentario